lunes, diciembre 25, 2006

Breve historia de mi vida. Capítulo 2.

Hace un par de semanas dejé colgada la historia de mi vida. Como estamos en Navidad y es una época para pasarla con la familia, contar historias y reír todos juntos al calor de una chimenea, os voy a contar como maté a mis otros dos hermanos. Sí, acabo de contaros el final, pero como en todo relato histórico-biográfico, lo importante no es el desenlace -que todo el mundo conoce- sino el proceso por el cual se llega a ese desenlace. Vamos allá.

Capítulo 2. El precio del poder. Parte 2.

El día siguiente de acabar con Enclenque y Corpulento lo dediqué a descansar y reunir energías para lo que me esperaba al día siguiente. El plan conspiratorio, en conjunto, lo había diseñado una semana antes y, tan pronto como decidí como acabar con mis hermanos, me puse a entrenar. ¿Por qué?, os preguntaréis. Para matar a Enclenque no me hizo falta mucha fuerza, sino falta de escrúpulos. Lo de Corpulento fue cosa fácil. Pero Chip y Chop (mis dos hermanos con vida) eran un caso distinto. Pasaban todo el día juntos, correteando por la jaula, peleando por los mejores granos de maíz o haciendo competiciones de escalada. Mi intención era utilizar ese permanente contacto físico a mi favor y simular una pelea de consecuencias fatales entre los dos. Una pelea por un grano de maíz que se les fue de las manos. Ninguno de los dos era tan fuerte como Corpulento, incluso eran más delgados que yo. Pero eran dos, así que el entrenamiento era necesario.
Chip y Chop solían dormirse bastante pronto, sobre las 8 de la mañana, pero siempre se levantaban un par de horas después para subir al piso de arriba y comerse los malditos granos de maíz. Aquella mañana no iban a comer maíz. Ni un mordisco. Les esperé arriba, justo delante del comedero. Por un momento pensé que no iban a despertarse, pero algo después de las diez y media empecé a oir sus irritantes pasos al salir de la caseta. El primero en llegar al piso de arriba fue Chip, que se quedó paralizado al verme. Supongo que pensaban que nadie se daba cuenta de que se despertaban por la mañana para robar los maíces. Se echó a un lado, empujado por Chop que seguía subiendo. Chip giró la cabeza para mirar a su querido hermanito y yo aproveché ese despiste para lanzarme sobre el y tirarle al piso de abajo. Chop terminó de subir al piso de arriba y fue recibido con un mordisco en el ojo. Si creéis que degollar a tu hermano con los dientes es desagradable deberíais probar a reventarle el ojo de un mordisco. Empezó a gritar. Temí que mi madre se despertara así que le cerré la boca con las manos (o lo que quiera que tengamos los hamsters). Al principio, de su ojo salía un líquido blanquecino flotando en sangre, como mayonesa echada sobre ketchup, pero enseguida empezó a salir solamente sangre.
Apareció Chip, hecho una furia, por la escalera y saltó sobre mí. Me apartó de Chop de un empujón, lanzándome contra el comedero. Chop salió disparado dando vueltas, gritando y poniéndolo todo perdido de sangre. Mi madre se iba a despertar y a mi me estaban estrangulando. Esto estaba saliendo mal, muy mal. Chip me estaba matando. Mis ojos se echaban hacia atrás. Yo me quedaba sin aire. Alargué los brazos. Semillas. Había semillas por todas partes. Agarré una, la primera que pude, y le golpeé a Chip con ella. Quise darle en el ojo, pero vio venir el golpe y consiguió esquivarlo. Chop cayó al piso de abajo, medio ciego y retorciéndose de dolor. Volví a lanzarle un golpe a Chip, que volvió a echar la cabeza hacia atrás. Me soltó. Volvía a respirar. Mis ojos se pusieron otra vez al frente. Me incorporé y miré a Chip, que estaba tirado en el suelo con una semilla atravesada en la mejilla. Cogí un grano de maíz y me puse encima de mi hermano. Con ambas manos sujetando el cereal, le asesté un golpe tras otro en la cara. No le hacía nada. Los golpes sonaban secos y Chip soltaba penosos quejidos ahogados. Al quinto o sexto golpe empezó a sangrarle la nariz. Pero nada más. Le di con todas mis fuerzas. Una vez. Otra. Otra. Yo seguía levantando las manos y bajándolas con energía. Volver a levantarlas. Bajarlas. Volver a lev... Mis manos estaban vacías. El grano de maíz estaba incrustado en el cráneo de mi hermano, que por fin había muerto. Bajé aliviado al piso de abajo. Chop estaba tirado boca arriba sobre un enorme charco de sangre. Me sorprendí a mi mismo de la cantidad de sangre que tenemos en los ojos. Para que el plan funcionase tenía que subir a Chop al piso de arriba, así que lo agarré por una pata y lo arrastré hacia las escaleras.
Creé una escena perfecta. Chip tirado en el suelo con un grano de maíz incrustado en la cara y Chop un poco separado, con un rastro de sangre que daba vueltas por todo el piso. Chip había herido de muerte a Chop en el ojo y éste le había golpeado con el maíz por el que había empezado la discusión mientras se desengraba poco a poco. Todo resuelto. Bajé a la caseta y me acurruqué junto a mi madre. Aquel día dormí como nunca. Al día siguiente mi vida podía cambiar para siempre.

domingo, diciembre 17, 2006

Prejuicios


Estaba viendo Jackass 2 cuando me he dado cuenta de que están como cabras. Me ha costado, lo sé, pero tengan encuenta que por muy inteligente que sea, sigo siendo un hamster. En fin, a lo que iba. Jackass 2 es una GRAN PELÍCULA. Sí, lo es. Es tan absurda -Johnny Knoxville se monta en un cohete rojo gigante-, rebasa tantas veces los límites de lo esperado -caballo, no diré nada más- y, lo más importante, es una película libre de prejuicios y mojigaterías. Cuatro ejemplos:

1- Uno de los protagonistas es un enano, Wee Man. Al enano le hacen putadas que sólo se le pueden hacer a un enano, por su tamaño. Y todos tan felices, incluído él. No meterse con alguien porque tiene una enfermedad es una memez, un cliché de los que no tienen relación con ninguna persona como Wee Man.

2- Preston Lacy es otro de los protas y está muy gordo. Increíblemente gordo. Le hacen lo mismo que a Wee Man: putadas que sólo se le pueden hacer a él. Por ejemplo, Wee Man se hace puenting y la cuerda que le sujeta está atada a Preston Lacy. Sólo un gordo puede hacer de sujección en ese caso, así que le toca. Y nadie, y menos él lo discute o se siente herido. Es de lógica.

3- Sale un tío (no me acuerdo del nombre) que es jugador de rugby de paralíticos. Va en silla de ruedas. Y se pone un cohete en la silla de ruedas para salir despedido por una rampa y caer a un lago. Oh, pobre señor paralítico, se está humillando, se ríe a sí mismo de su desgraciada condición. Igual el problema está en que, menos él, todo el mundo siente lástima porque está paralítico. Es una putada, nadie dice lo contrario, pero en vez de victimizarse se propulsa con un cohete por una rampa.

4- Una de las mejores escenas, si no la mejor, es una protagonizada por Ehren McGhehey. No voy a decir nada porque la arruinaría. El caso es que tiene algo que ver con terroristas islámicos. ¿Quién, a día de hoy, en EEUU hace bromas usando el terrorismo? Muy pocos. Desde el 11 de septiembre, el terrorismo se ha convertido en un tema tabú según con que actitud se trate. Al proteger al tema del terrorismo de las burlas se está protegiendo también a los terroristas, que deberían ser el blanco natural de cualquier humorista político. Pero no, dibujas a Mahoma con una bomba a la cintura y tienes que sentirte la peor persona del mundo porque estás ofendiendo a los musulmanes.


Soy de los que piensa que, al hacer comedia, vale todo. Todo depende de qué público tengas. Hacer bromas sobre, yo que sé, los accidentes de tráfico, no tiene nada de malo. Otra cosa es que le estés contando a un amigo tuyo un chiste sobre esto cuando ayer su hermano se mató con el coche. Entonces eres un capullo. El problema es que cuando el público al que estás dirigiéndote es muy grande -el público que tenían los que dibujaron a Mahoma lo era- hablas a todos, pero a nadie en concreto. Si los humoristas hubiesen tenido que tener en cuenta cada una de las desgracias personales de sus lectores para no herir su sensibilidad, ese día se habrían tomado el día libre. Con los colectivos pasa lo mismo. Hay que saber reírse de uno mismo y pasar de los insultos. Y si quieres responder a alguien que te ha llamado asesino, hacerlo así es irónico:

viernes, diciembre 15, 2006

Homenajes

Veamos una de las mejores peleas del cine reciente. Brad Pitt haciendo de boxeador gitano y un desconocido grandullón. Ya la conocen: Snatch.



Perfecta. Increíblemente bien filmada, un ritmo acojonante, canción perfecta que encaja de forma perfecta... Nadie encaja los puñetazos como Brad Pitt. A esta escena y a cualquiera de El Club de la Lucha me remito. En fin, que la escena mola. Le gusta a mucha gente. Algunas personas incluso recrean la escena con sus amigos y la graban en vídeo. Homenajes domésticos, con medios domésticos y gusto doméstico. Homenajes que dan asco.



Ya lo han visto, señores. La gente debería pararse a pensar antes de colgar una cosa así en Internet. Y más si entre los tags de búsqueda pones Snatch, fighting, music. Te va a ver mucha gente, capullo. Y estás haciendo el ridículo. No porque lo que hagas es ridículo, sino porque intentas hacerlo bien y te sale esta puta mierda. Esa es la razón, en parte, por la que cuando grabas cosas para poner en Internet suelen ser chorradas. Porque a todo el mundo se le perdona hacer algo cutre si es chorra. Pero si se nota que lo has intentado hacer bien, no en serio, pero bien... pues no. Das asco y mereces morir. He dicho.

miércoles, diciembre 13, 2006

Apocalipsis

Dios, si existes, escúchame. Por favor, haz algo. Arrasa la Tierra. Envía mil plagas. Haz que el suelo arda en llamas y luego inúndalo todo. Un meteorito, un volcán, algo, joder. Pero ya. La humanidad ha tocado fondo, y está escavando. ¿Qué otra alternativa queda cuando ellos, tu creación, hacen cosas como esta?

Hay que eliminar a los seres humanos de la faz de la Tierra. La han corrompido con mierda de este calibre. Han insultado la esencia misma de la estética. Qué digo insultado. La han cogido, atado a un poste al rojo vivo, abierto de piernas, desgarrado por la entrepierna con una sierra oxidada y la han violado, todos a una, con sus pollas chorreantes de pus.
Esta civilización hace tiempo que perdió la consciencia. Lleva años, décadas vagando a ciegas como un borracho apaleado. Se vomita encima, se tambalea y da traspiés. Le duelen las costillas, le cuesta respirar y tiene los ojos hinchados de sangre. Pero no caerá. Milagrosamente se tiene en pie. Así que ayuda un poco, da un empujoncito. Y que se vaya todo a tomar por culo. Nadie merece ser salvado.

¿O sí? ¿Habrá alguien en algún lugar de este mundo que haya hecho méritos para seguir viviendo? ¿Qué me dicen de los que han creado este anuncio?


El mejor anuncio de la historia a años luz del siguiente. Así que las personas también son capaces de hacer cosas decentes. ¿Una cosa compensa la otra? ¿El holocausto judío se olvida porque existió Wagner? ¿La Inquisición se les perdona porque se hizo la Capilla Sixtina? Como siempre, no voy a dar mi opinión, pero plantearé la pregunta:

Teniendo en cuenta la cantidad de barbaridades que se ha hecho a lo largo de la Historia, a si misma y al planeta en conjunto, ¿la Humanidad es digna de alguna esperanza? Un tema ligero, señores.

domingo, diciembre 10, 2006

Retórica

Según la Wikipedia la retórica es la "técnica y arte de hablar bien". Algo muy valioso en los políticos. Y sin embargo, en este vídeo hay unos cuantos ejemplos de políticos que se hacen la picha un lío con lo que dicen.

Mi preferida es la de Sofía Mazagatos. El Informal, qué gran programa. Otra cosa:


Esto hoy en día no lo pondrían a la misma hora que ponían El Informal, creo yo. Qué asco da la tele... Acabo de enterarme de que se ha muerto Pinochet, con 91 años de una descompensación. Descompensación, no descomposición. Yo también lo he leído mal la primera vez. Descompensación cardíaca. Que supongo que será algo así como que el corazón le pego un chispazo. Y de edema pulmonar. Eso es fácil saber lo que es. Bendita Wikipedia. Por cierto, ¿se nota mucho que no se de qué hostias hablar? A que no. Bla bla bla bla. No creo que importe. Si estás leyendo esto es porque ya no te queda nada más que ver en Internet. Así que como estoy hablando a una grada vacía, voy a poner lo que me salga. ¡Enlaces inesperados!

Una página para los más pequeños de la casa.

Ahora que se acerca Navidad, la página oficial de Santa Claus.

La receta ideal para un delicioso pastel de carne.

Esto debería ser suficiente para que se os quitaran, luego volviesen y al final se os volvieran a quitar las ganas de entrar a este blog. Que conste que he sido benévolo y no he linkado directamente a ninguna foto asquerosa. Así que no so quejéis tanto. Quejicas. Me aburro. Me aburro mucho. Así que voy a escribir esta frase. Otra. ¿Ya? No, todavía no. Espera unos segundos más. A ver... Sí, creo que ya. Sí, ya. Suficiente.

Raritos

Imaginad al tío que ha puesto este vídeo en Youtube. Alguien, seguramente el padre del niño, grabó como éste daba saltitos en su taca-taca. O lo que sea eso. Después pasó ese vídeo al ordenador y lo colgó en Youtube. ¿Por qué? ¿Quién ve estas cosas en Internet? Gente muriendo, accidentes de coche, aparatosas caídas por acantilados, golazos en propia puerta, porno. Eso es lo que ve la gente normal. Bebés saltando en taca-tacas sólo lo ven los raritos. No os paséis de listos, yo he encontrado este vídeo por pura casualidad. Hay gente que los busca. Hay gente que entra en Youtube y pone "bebé saltando en taca-taca". Y le da a buscar. Esa gente es rara. Son raritos.

Los raritos son esas personas que acuden a las charlas pseudofilosóficas que se anuncian con carteles con colores y sombras extrañas por la calle y que se llaman "Los tres niveles del ser: Consciente, Subconsciente y Yo-metafísico. Las ranas peludas de Kuala Lumpur". O algo así. Ir a una charla de esas como curiosidad sociológica tiene su cosa, pero ir como individuo, como civil, como persona que se interesa por algo en su tiempo libre, te convierte en un rarito. Los raritos son los que diseñan los catálogos de las ofertas semanales del Lidl. Los raritos son los que escriben a un periódico quejándose del trato despectivo que un artículo sobre la pesca de la anchoa ha tenido para con los piscífilos.

Los raritos son los que leen blogs escritos por hamsters.

Breve historia de mi vida. Capítulo 2.

En el primer capítulo de "Breve historia de mi vida" conté cómo fueron mis primeros días de vida en la trastienda de Unicornio Azul, la tienda de mascotas donde me crié y fui comprado. La historia concluía de la siguiente forma: entre la recién descubierta posibilidad de escapar de aquella sucia trastienda y morir de asco sólo se interponían mis cinco hermanos -recordad que uno se había suicidado-.
Capítulo 2. El precio del poder. Parte 1.
Tal y como yo veía las cosas, mis hermanos eran competidores directos para conseguir un sitio en ese "otro lugar". Ahora, con perspectiva, creo que fue el instinto asesino lo que guió mis actos y no un juicio racional. ¿Por qué iban a criar a 6 hamsters en una tienda de animales y poner a la venta sólo a uno o dos? No me malinterpretéis, ahora veo que lo que hice no era necesario desde un punto de vista práctico, pero eso no significa que mis hermanos no merecieran morir ni que yo me arrepienta de ello. Que no se os olvide quién escribe esto.
Trazar el plan fue más difícil que ejecutarlo. A mi madre la iba a dejar vivir, porque consideraba que para ellos, los de la tienda, no era más que una máquina de hacer hamsters y por tanto no tenía sentido venderla. Cinco hermanos, cinco objetivos. Tenía que lidiar con una cuestión importante: si los de la tienda se daban cuenta de que habían muerto asesinados por mí, podían no ponerme a la venta por ser agresivo o tener la rabia o alguna otra estúpida razón. Así que tenían que ser asesinatos bien calculados. Que pareciesen accidentes. Cosa Nostra style.
Para mi primera acción criminal elegí como víctimas a mi hermano más corpulento y al más enclenque. El plan era fácil: matar a uno y hacer que todo apuntase a que había sido el otro el asesino. Lógicamente, la víctima sería el enclenque y el asesino el corpulento. Manos a la obra. Una mañana, mientras todos dormían, me acerqué a Enclenque (mis hermanos no tenían nombre), que solía dormir solo en un rincón húmedo. Sí, era rarito. Creo que gay. Tenía pensado degollarle, para que hubiese mucha sangre y poder manchar con ella a Corpulento. El problema es que en las jaulas de hamster no suele haber muchos objetos cortantes o punzantes, por lo que rebanar un cuello puede ser... aparatoso. Tuve que hacerlo con los dientes. Al primer bocado, se despertó y empezó a chillar. Al segundo ya no chillaba, pero la sangre que se le empezaba a encharcar en la garganta burbujeaba y producía un sonido desagradable. Como usar un desatascador en una palangana llena de cartón mojado, por ejemplo. Al tercero dejó de respirar. Mierda, estaba todo lleno de sangre. Algo que no había pensado era cómo manchar a Corpulento de sangre. La idea era que se despertase manchado, lo que limitaba mis opciones. Si él no podía ir a la sangre, la sangre iría a él.
Los hamsters tenemos unas bolsas dentro de la boca que se llaman abazones y que sirven para transportar comida. Comida o sangre de tu hermano al que acabas de degollar, lo mismo da. Así que me tragué toda la sangre que pude y bajé a la caseta donde dormían Corpulento, mi madre y mis otros 3 hermanos. Para no despertarle, dejé caer con delicadeza un chorrito de sangre -que se estaba empezando a coagular- por su cabeza. Luego me lavé en el bebedero y me fui a dormir.
Cuando me desperté, ya entrada la noche, Enclenque y Corpulento no estaban, así que supuse que el plan había funcionado. Dos menos. Quedaban otros dos. Pero esto ya es demasiado largo, así que seguiré otro día.

viernes, diciembre 01, 2006

Cursi

Hay una estrecha línea que separa lo bonito de lo empalagoso, lo hermoso de lo ñoño. Dónde esté y cuán bien definida esté es algo personal. Pero además varía en función del estado anímico en que te encuentres. Suele pasar -y si no os ha pasado, que os joda un mastodonte- que oh, estás enamorado, y todas las canciones que escuchas son arrebatadoramente románticas. Entiendes ,sientes, esas canciones. Al día siguiente odias el mundo, odias la vida y, especialmente, odias a Pipi (no pidan explicaciones). Esas canciones son basura infecta, pus que sale a borbotones de los altavoces del ordenador. Mierda, eso es lo que es. No me malinterpreten, pasa con el amor y con mil cosas más. De la misma forma, -esto seguro que os ha pasado porque sé a ciencia cierta que los que leéis esto sois una horda de frikis- que a veces ves una peli y no te gusta pero, la vuelves a ver al cabo de un tiempo y, caramba, la peli está bien. Sí, soy un hamster, pero un hamster que ha visto mundo.
Así que la línea, en una misma persona, puede moverse, difuminarse, echar raíces o directamente no existir. Pero bueno, aún así, hay personas más cursis que otras y que siempre están dando por culo llamando a los demás insensibles y cosas así (ejem). Hablando de dar por culo, aquí tenéis un videoclip de Sigur Ros en el que dos niños un poco julandrones se quieren mucho y tal y cual. La canción se llama "Vidrar Vel Til Loftarasa", que no tengo ni zorra de lo que significa porque yo el islandés como que no.



Mi opinión sobre a qué lado de la línea caería el vídeo me la voy a reservar. Sólo diré que me encanta la fotografía. Pero la fotografía dónde entra, ¿en el apartado técnico o en el artístico? Donde os salga, que esto ya son más de quince líneas.